Es el eterno debate:
-Con los alumnos no hay que sonreír nunca... si no, te toman el pelo.
-El primer día de clase hay que entrar en el aula con cara de ogro.
-No se puede jamás ser amigo del alumno; estamos al otro lado y ellos tienen que saberlo cuanto antes.
Y de este debate inicial a la raíz del problema: la autoridad. ¿Se impone, se nace con ella, hay que conquistarla?
No creo que se deba imponer en el sentido estricto de la palabra. Tiene mucho más que ver con la dignidad y los valores del educador, el respeto profundo al alumno... para que aprenda a respetar; el respeto es como el toma y daca y se consigue cuando el educador marca las pautas con su propia vida. ¿Recuerdan? Educamos por lo que somos, hacemos...lo que decimos queda en un discreto tercer plano.
"Sí, Carlos, esta profe está loca porque todavía cree que los maestros no somos robots parlantes que largamos el "rollo" , llegamos a casa y nos olvidamos. Esta profe quizá está un poco loca porque está convencida de que el profesor es un educador que tiene que amar su profesión, renovar la ilusión cada día y querer a sus alumnos. ... ¡Ah! pero nos lo estáis poniendo muy difícil"
2 comentarios:
Sunsita guapa: Creo que este blog nos está sirviendo para hablar las dos. ¿Por qué no vamos a tomar unas cervecitas y además nos reímos?
No creas que estoy de acuerdo en todo lo que dices de la autoridad. Hay gente muy, pero que muy ejemplar y a mi no me inspira ninguna (autoridad, digo). Creo que en el asunto docente el prestigio profesional unido a saber comunicar y posiblemente una cierta admiración por parte del alumno, hacen posible conseguir algo en este campo.
Lo que está claro es que la autoridad no la da el cargo. El cargo simplemente da poder
Mireia
Estoy convencida de que un día u otro se romperá el hielo y habrá comentarios. En pensar de oficio tardé la tira en recibir el primero.
Teniendo en cuenta que agosto no ha terminado y esto está empezando...Paciencia. Pero lo de las cervecitas sí, ¿eh?
Me encanta que no estés de acuerdo.El tema de la comunicación... qué temazo (como dicen en OT). La cierta admiración creo que es cuestión de la personalidad del profe. Hay profes grises y los hay que tienen la capacidad de ser imprevisibles, sus clases son como el arco iris, con ritmo, silencios... No sé si me explico. Poseen un atractivo que es imposible no prestar atención.
Me estaba acordando de Manolo Fuentes, mi profe de literatura y lengua de COU. Nadie chistaba. Daba una caña... y ¡nos trataba de usted! Cuando ponía el primer pie en el aula conteníamos la respiración. ¿Con qué nos saldrá hoy Fuentes?.
¿Y si la admiración tuviera algo que ver con el arte de saber crear un cierto suspense? Desde luego, lo peor es ser excesivamente previsible.
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