"El factor más eficaz para educar es cómo es el educador;
el segundo lo que hace;
el tercero lo que dice.
Son importantes los consejos que se dan o las cosas que se mandan
pero mucho antes está lo que se hace,
los modelos que presentan,
las cosas que se valoran,
cómo unos y otros se relacionan entre sí.
Y hay personas que en esto son auténticos maestros, mientras que otros, por el contrario son un verdadero desastre"
(Romano Guardini)
Me detengo en en la primera "cápsula": "El factor más eficaz para educar es cómo es el educador;" ¿Es lo mismo dedicarse a la educación que ser educador? No, claro que no es lo mismo.
El educador transmite valores con su sola presencia. El respeto lo gana día a día -"golpe a golpe... verso a verso"- porque conoce bien su tarea ; lo que lleva entre manos es mucho más que la complicidad o el feeling con sus educandos.
El educador nunca sabe si lo que ha preparado servirá ese día para impartir la asignatura; las personas no son estatuas y los alumnos son personas.
El educador anima o corrige buscando la excelencia del educando. Pero anima o corrige ... En estas lides no practica la indiferencia.
El educador ve detrás de un examen un alumno que ha volcado sus conocimientos o su torpeza o su "dolce far niente"; un examen es algo más que un papel.
El educador no cuelga jamás su chaqueta de docente; la lleva puesta en el pasillo, en los descansos, durante las cuatro estaciones del año. Es la diferencia entre el ser y el estar.
El educador... Me paro aquí, consciente de que me dejo muchos ríos que desembocan en este Mar.
Gracias a todos los educadores que me enseñaron "las tripas" de la enseñanza. Un recuerdo a mi padre.
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