sábado, 15 de noviembre de 2008

Copio. Dos reflexiones.


"Una directora de escuela entregó a Haim Ginott una letras fruto de su amarga experiencia durante la segunda guerra mundial y que Ginott publicó posteriormente en un libro.


La directora de escuela había escrito: "Soy una superviviente de un campo de concentración. He visto con mis propios ojos cosas que nadie debería volver a ver:


Cámaras de gas construidas por ingenieros especialistas.


Niños envenenados por hombres y mujeres licenciados en Medicina.


Recién nacidos asesinados por competentes enfermeras.


Hombres y mujeres torturados por seres humanos que nada tenían de analfabetos, sino todo lo contrario.


Por todo ello sospecho de la educación. Mi grito y mi ruego es que ayudemos a los alumnos a ser humanos.


Nuestra dedicación y nuestros esfuerzos nunca deben producir monstruos, psicópatas ni Eichmanns ilustrados.


El leer, el escribir, la historia y las matemáticas, son sólo importantes si sirven para hacer HUMANOS a nuestros alumnos."



(...)


"La escuela debe tener siempre como objetivo -afirmó Albert Einstein- que el joven salga de ella con una personalidad armoniosa , no como un joven especialista".


Son muchos los que no están contentos de la "necedad de la erudición o de la técnica solas, sin alma, sin corazón" y ansían el descubrimiento de unos valores que nos conviertan en auténticos seres humanos. Valores que atañen al lo espiritual del hombre y que serán los garantes de la igualdad, la fraternidad y de una justicia que las gentes de todo el mundo esperan y anhelan. Sin el cultivo del espíritu no habrá humanidad auténtica"


Dos textos como dos perlas... en bruto. Habrá que concretar. Los ideales siempre son sólo ideales que se convierten en utopías si no se desciende a la labor del docente "a pie de aula".


Hoy os propongo precisamente esto. Que descendáis a los detalles. Que ilustréis cómo se puede alcanzar este objetivo. Gracias.
IMAGEN: "El sueño de la razón produce monstruos".Goya.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo una profesora de filosofía que sabe mucho, muchísimo me atrevería a decir. Y es una lástima, porque no sabe transmitirlo. Le falta un algo que no sé que es...
Besito*

sunsi dijo...

Hola, katt, que no me había percatado de que habías escrito un comentario. Cuando lo sepas, dilo. No la conozco como para aportarte algo.

De todas formas, transmitir es complejo. A veces hay que bajarse del estrado sin renunciar al nivel académico. Con ese don se nace. Si nolo tienes, debes aprender o dedicarte a otra cosa.

Bona nit

Anónimo dijo...

Cultivar el espíritu, valores… ¿Un ejemplo?, yo creo que puedo aportar uno:

Hace poco he tenido otra de esas “profes-revelación” (no sé si será que este año estoy más receptiva, o quizás el mundo ha decidido no estar tan mal al fin y al cabo… ).

Su asignatura es diferente a todas las demás; no tiene nada que ver con las ciencias, sino que nos intenta preparar para la vida profesional. El tema en el que estamos ahora es el liderazgo.

Primera diapositiva: “El liderazgo no es un concurso de popularidad. Ser un líder no tiene que ver con gustar. Tiene que ver con hacer lo correcto”. Y nos habló de integridad, de la importancia de escoger el camino correcto, aunque sea el más difícil. Y nos habló de coraje, que tan necesario es para mantener firme nuestra conciencia. Y nos dijo que para ser íntegro uno necesita saber cuáles son los valores en los que fundamenta su comportamiento. “Los valores siempre están ahí -nos dijo- aunque uno no sea consciente de ellos”.

En ese momento, la clase me pareció un poco “perogrullada”: ¿integridad, hacer lo correcto, conocer nuestros valores? ¡Vaya manera de hacernos perder una hora con algo que todo el mundo sabe! Leyendo el post, me he dado cuenta de la importancia de esa clase y de que haya personas así. Porque las hay. Personas que intentan despertar los valores adormecidos dentro de cada uno para que, cuando sea necesario escoger el camino correcto, lo hagamos recordando que, ante todo, somos seres humanos.

Saludos

sunsi dijo...

E.J. Perdona tanto retraso. Bendita perogrullada. A veces, las verdades de perogrullo son las que ya nadie sabe que existen.

Para ti es obvio, lo has aprendido, lo has -¿me lo permites?- "mamado". A otros alumnos quizá les ha abierto un horizonte que desconocían... a otros les habrá despertado algo que hacía tiempo que no escuchaban.

Ojalá los deocentes jamás pierdan de vista que forman personas que ejercerán una profesión, pero que ante todo son personas al servicio de las personas.

¡Qué alegría me da leerte! Es un bálsamo.

En este post han escrito mis dos escritoras favoritas
Os quiero mucho a las dos.