jueves, 20 de mayo de 2010

Entrevista a Ken Blanchard... "Las buenas notas por sí solas forman malas personas"



Ken Blanchard, pionero del ´management´

por LLUÍS AMIGUET - 21/10/2009, para La Contra de La Vanguardia

(… )

"¿Cuánto tiene que cobrar un gestor o un político para no tener la tentación de robar?

Robar no es algo nuevo precisamente.
No, pero lo que sí es nuevo y preocupante es que todo nuestro sistema se fundamente en el fomento de la avaricia sin límites.

Tampoco la avaricia es novedad.
Pero antes se acumulaba para invertir y crear empleo – por eso los demás contribuíamos-,pero ahora se acumula sin ninguna relación con la economía productiva.

¿Por qué?
Porque nuestro sistema – desde preescolar hasta la jubilación-nos está educando para que confundamos nuestra autoestima con nuestros resultados. Y forma acumuladores compulsivos obsesionados con lograr resultados cuantificables: sueldo, cargo, méritos, carrera, bienes, coches, pisos… Esos números les dan la medida de su autoestima: creen que sólo son queridos en la medida en que consiguen esas cantidades de poder y dinero.

¿No ha sido siempre así?
Todo el sistema educativo se ha transformado en una máquina de calificar, seleccionar, segregar, categorizar, dar notas… Educar se ha reducido a hacer la selección de personal desde la cuna hasta el despacho de jefe. Y por el camino quedan los perdedores.

Tampoco me parece tan novedoso.
Es una perversión que nos condena a la obsesión de acumular y a la infelicidad. Así siempre necesitamos acumular más porque nos sentimos cada vez menos.

Tendemos a confundir valor y precio.
Se inculca la necedad cuantificadora: ha habido varias generaciones de obsesos por los resultados desde el parvulario.

¿Del parvulario a Wall Street?
¿Hay algo más egoísta que un bebé? ¿Hay alguien más centrado en sí mismo que un preescolar? ¿Y sabe por qué?

¿. ..?
Porque no se nace generoso: la generosidad se aprende, y no la estamos enseñando. Al contrario, enseñamos que sólo te vamos a querer – desde papá hasta el jefe-en la medida de lo que consigas puntuar, obtener, mandar…

Pues dependerá de cada colegio…
Esa obsesión conduce desde el aula con sus notas trimestrales hasta la obsesión empresarial por la presentación en bolsa de las cuentas trimestrales de resultados: un cortoplacismo que desincentiva la inversión a largo plazo, la que crea riqueza duradera y creciente.

No sé si veo la relación…
Todos los niños quieren aprender hasta que les empiezas a poner notas: los que suspenden acaban odiando el cole: ¿por qué clasificar a las personas por sus resultados desde la cuna? Esa es la receta segura para la avaricia y luego la desdicha: de los que suspenden y de los que acaban en Wall Street.

¿Acaso no haría usted exámenes ni presentaría resultados empresariales?
No me obsesionaría con ellos, porque sólo son un medio: no un fin. Los Maddoff del mundo son esclavos de esa mentalidad: vales lo que consigues y todo vale para conseguirlo. Millones de padres niegan el cariño a los hijos que llegan con malas notas…

¿Qué haría usted? ¿Darles una fiesta?
Si amo a mi hijo, separaré claramente mi amor por él de sus resultados escolares. Mi amor es incondicional: amamos a las personas porque son únicas y son ellas y después está lo que tienen, saben o pueden hacer.

Así usted incentiva la mediocridad.
Si sólo amo al hijo en la medida en que trae buenas notas o mete goles, le haré esclavo de los resultados: siempre necesitará más dinero, más poder y más triunfos para estar satisfecho consigo mismo. Cada día saldrá a la calle en busca de su mayor dosis de resultados. Y si no los logra por las buenas, es posible que lo intente por las malas.

¿Qué prefiere: tener un médico educado con exigencia y resultados o con mucho amor y ninguna exigencia?
Un médico obsesionado con los resultados y su carrera tendrá la tentación de utilizar a sus pacientes para acumular dinero o méritos. Será mal médico, porque el paciente debe ser el fin y no el medio de toda medicina. Cualquier profesional cuya autoestima no dependa tan sólo de acumular dinero o medallas acabará haciéndolo mejor.

Vivirá menos estresado seguro.
Tendrá la oportunidad de no depender de la acumulación cuantificable para medir y gozar de su propia autoestima: sólo así podrá ejercer su profesión convirtiendo a sus clientes en fines y no en medios.

Si no hay nota, ¿para qué esforzarse?
Se esforzará si sabe que es un ser humano al que se le ama porque es él y con esa confianza podrá ser generoso y devolver ese amor a los demás sin exprimirlos para obtener más resultados con que conquistar su admiración, que él confunde con ese cariño que se le escapa… Esa es la diferencia entre el líder que sirve y el líder que se sirve de los demás."

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Creí que jamás lo vería escrito nunca.



14 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Enseñar a ser generoso.
En cuanto a las notas, la verdad es que yo tengo el corazón dividido. Si tuviera una enfermedad importante, quisiera ser atendida por el médico que sacó la nota más alta en la facultad. Ay...

lolo dijo...

Casi que me lo copio entero... y lloro.

sunsi dijo...

Pesolet... y generoso y con corazón grande ... además de sus matrículas.
Entonces fijo que te curas...si Dios quiere, claro.

El corazón partío. Igual el tal médico sacó buenas notas pero no era el que más sabía. Cabe la posibilidad... Es un suponer;)))

Qué temas, pesolet... Justo a punto de empezar junio...

sunsi dijo...

No llores, lolo... Te lo pido de rodillas. Que yo lloraré también y menudo par...

Te he contestado en el "Pensar"...
Besicos, guapa.

veronicia dijo...

Algunos simplemente amamos los conocimientos... sin la necesidad de colgar ningun título sobre la pared, sin "materializar" nuestros logros.
Claro que esta sociedad necesita consumidores que sigan haciendo girar la rueda pero no todos están o estamos dispuestos.
Ana del guisante, donde todo tiene precio las notas tambien se compran. Tal vez un médico te mantenga un tratamiento porque así factura más... o te cure en funcion de tu dinero.

sunsi dijo...

Caramba, Veronicia... Menudo comentario. Yo ya no digo nada más. Sólo que firmo todas las respuestas de Blanchard. El éxito por el éxito corrompe...

Gracias por comentar. Un saludo.

Mª Dolores dijo...

Entro tarde, pero no me resisto a comentar.
Muy interesante la entrevista a Ken Blanchard, pero ( siempre habrá "peros")aunque tiene toda la razón del mundo, la realidad es la que es.
Vivimos, nos guste o no, en una sociedad competitiva. Es como una carrera de velocidad. Gana el que llega primero. El cómo, lamentablemente, no importa. Y es así.

Vivimos en una sociedad egoísta. No hago nada si no obtengo nada a cambio. En la escuela se presentan trabajos "para subir nota". Un premio si aprueban el curso... _En el mundo de la política, qué te voy a decir.

¿Y quién es el valiente que se sale de la carrera?
Es importante educar en la generosidad, claro que sí, pero también en el esfuerzo. Si una buena dosis de matriculas y premios al estudio son el equivalente a buenos profesionales, bienvenidos sean.

Un abrazo

sunsi dijo...

Gracias, MªDolores. Como siempre, muy sensata tu aportación. Premios al esfuerzo que tienen como consecuencia matrículas...Claro. Bienvenidas sean. Pero creo que Blanchard recalca "las notas por sí solas". Pongamos que puede tratarse de un alumno cuyo único abjetivo son SUS resultados. ¿Cómo interactuará cuando esté en la cima?¿Cómo tratará a sus compañeros, discípulos, pacientes...? ¿Qué tipo de sociedad se construye sólo con cabezas bien dotadas? Una buena cabeza no está reñida con otras habilidades y con la formación de la conciencia, de lo sentimientos, del corazón.

Dime la verdad, Mª Dolores. ¿Soy una utópica rematada que no tengo los pies en el suelo? Sabes que m fío de ti y de tu criterio.
Un beso y muchas gracias.

ana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ana dijo...

"... la diferencia entre el líder que sirve y el líder que se sirve de los demás."

Ufff... sólo sé que cuando esto lo ves, lo intuyes, en sanidad... es imposible no sentir cierta ira... e impotencia, mucha impotencia.

La humanidad doliente puesta sobre la balanza de la oferta y la demanda... en la ley del mercado.

Dios guarde muchos años nuestro Sistema Nacional de Salud. Porque sinceramente, Dios le va a necesitar.

Un abrazo.

sunsi dijo...

Anita. ¿Verdad? ¿Tú también crees que este señor lleva toda la razón? Esta escalada, aunque en sanidad es una brutalidad, la encuentras en todas las profesiones. Siempre que no te han explicado y has aprehendido que trabajar es siempre un servicio a la sociedad. Luego llega la satisfacción, ¡faltaría! Y si te ascienden porque haces bien tu trabajo...¡mejor que mejor! Pero a costa de aplastar la cabeza a los demás... Muy triste.

Gracias por pasarte, amiga leonesa. Muchos besos.

Mª Dolores dijo...

Sunsi. No me he olvidado de responder a tu pregunta. Lo dejo para dentro de unos días ya que ando muy liada.
Sólo he pasado a saludarte y a decirte que lo dejo pendiente.
Un beso

sunsi dijo...

Gracias, Mª Dolores.

Mª Dolores dijo...

Sunsi, paso rápida antes de dejar por un tiempo lo blogosfera. No me gusta dejar asuntos pendientes y todavía te debo una respuesta.
Entiendo que Blanchard se centra en la individualidad. En aquéllos que primero son ellos, segundo ellos y tercero ellos. ¿Por qué?, ¿qué les ha llevado aactuar así? ¿Es "genética"?,no creo.
Por este motivo comentaba yo que una parte de "culpa" la tiene la realidad en la que vivimos. Sería fantástico que todos, absolutamente todos, fuéramos empáticos. Pero no todos somos Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer.

Será el final del curso que me transforma en perro lobo, pero yo lo veo así.
Buen fin de semana y ánimo. Nunca hay que dejar de ser utópicos.
Un beso