domingo, 25 de abril de 2010

La orientación académica de nuestros hijos (Carlos Goñi y Pilar Guembe)

Me coje de lleno. Y ahora hay que atinar en el tipo de Bachillerato que ellos eligen; determina el Grado universitario al que pueden acceder. Así es el Plan Bolonia. Algunos ya han perdido de antemano el tren...

Repasando documentos, he encontrado este magnífico artículo de Carlos Goñi y Pilar Guembe. Reproduzco el final para centrar el tema. El principio es interesantísimo, pero lo dejo para otra ocasión.

"Orientar es señalar el norte. Para ello deberemos deshacer algunos tópicos que nos impiden llevar a cabo nuestra labor orientadora. Estos tópicos son:

"Elegir una carrera con futuro". Parece ser la premisa de toda buena orientación, sin embargo, hay que decir que no existen carreras con futuro, sino personas con futuro. Elegir unos estudios determinados porque están de moda, porque tienen muchas salidas, porque hay muy pocos que los cursan, en fin, porque tienen futuro es una buena razón si la persona en cuestión tiene las capacidades, muestra el interés y pone el trabajo que requieren. Es mejor ser bueno en una carrera que tener una buena carrera.

"Estudios fáciles y difíciles". Este tópico es aún más engañoso si cabe. Primero, porque la dificultad depende de muchas circunstancias, como las diferentes aptitudes, y, segundo, porque no sólo se ha de pensar en los estudios en sí, sino, sobre todo, en la vida profesional posterior.

"Uno hace lo que se propone". Y podríamos añadir: suponiendo que tenga la capacidad suficiente. Por eso, es muy bueno conocer las posibilidades reales de nuestros hijos. A veces nos vendría bien tener una visión objetiva, para eso están los tests de inteligencia general y factorial. Aunque el tesón es muy importante, en determinados estudios las aptitudes intelectuales pueden ser decisivas.

"Es tan listo que puede estudiar lo que quiera". ¡Cuidado! Está demostrado que a partir de la adolescencia, a la hora de sopesar aptitudes y trabajo, la balanza se inclina (dentro de un margen) hacia el segundo. Supuestas unas capacidades suficientes, el papel de los hábitos y técnicas de estudio, la capacidad de sacrificio, la buena organización, la motivación y el interés pasan a primer plano.

"Que sea médico como su padre". Quizá el error más grave en la orientación profesional sea utilizar este argumento. Puede que la profesión sea una "inclinación genética", pero no debemos olvidar que es el joven quien elige, no nosotros. Si avasallamos a nuestro/a hijo/a con nuestras preferencias, acabará por no saber siquiera si existen otras posibilidades. Si el padre o la madre es médico, o abogado, o ingeniero, o tasador, seguramente de esas carreras será de las que menos se tenga que hablar, porque son un referente continuo.

"Que estudie lo que quiera". Elección sin deliberación. Dejación de nuestro compromiso en su orientación. Hará la carrera que quiera, por supuesto, pero hay que ayudarle a descubrir qué es lo que quiere. Muchas veces confundimos la orientación con el intrusismo, y la libertad con la improvisación. Los padres y educadores no podemos tomar decisiones por ellos, pero podemos ayudarles a tomarlas.

Superar por elevación

Tenemos que enseñar a nuestros hijos a superar los problemas por elevación. En este tema son más prudentes de lo que cabría pensar y tienden a bajar el listón (no en todos los casos, claro está).

La elección de carrera suele ser su primer ejercicio real de libertad, en el que entra en juego la responsabilidad sobre su futuro, y acostumbra a generar en el adolescente un "miedo a la libertad" que se salda con una dejación de su decisión en manos de sus padres, sus compañeros o el ambiente.

Hemos de tener en cuenta que toda elección supone un riesgo y que educar es también una tarea arriesgada. Esto significa que nos tocará a nosotros realizar el esfuerzo por elevar sus miras y ayudarles a ver un poco más lejos.

Consejos prácticos

o Conocer las aptitudes intelectuales de nuestro hijo. Si nos tiene muy despistados podemos acudir a un psicopedagogo que aplique tests de inteligencia y factoriales.

o Tener en cuenta los rasgos de su personalidad. No es lo mismo trabajar en un laboratorio que cara al público, no es lo mismo ejercer la abogacía que ser delineante: requieren diferente talante personal.

o Averiguar sus intereses profesionales. Para ello debemos hablar mucho con él y observarlo. Si está muy confundido, un especialista nos puede echar una mano con la aplicación de tests vocacionales.

o Considerar la madurez de nuestro hijo. Hay algunos más fantasiosos que otros, más o menos realistas. En unos casos tendremos que quitarle los pájaros de la cabeza; en otros, empujarle a dar el primer paso.

o Contar con el mercado laboral. Observar las tendencias con tal de hacer una previsión sobre futuro. Nadie dispone de una bola de cristal para ver lo que pasará, pero sí hay datos que debemos tener en cuenta: la inmigración, las nuevas tecnologías, las opiniones de los expertos, etc.

o Ser realistas con la situación económica de la familia. Buscar becas, ayudas, trabajo.

o Plantear con tiempo la decisión. Sacar de vez en cuando el tema, buscar información, hablar con diferentes profesionales, solucionar dudas. Que no sea una decisión precipitada.

o Estar en contacto con el tutor. El colegio debe proporcionar también orientación profesional. Cada vez que asistamos a tutoría deberíamos abordar el tema, incluso dedicar una de las sesiones a hablar de ello.

o No olvidar que la decisión última la debe tomar nuestro hijo.

o No angustiarnos, pues no se trata de una decisión irreversible. Nuestros hijos también tienen derecho a equivocarse.

Por Pilar Guembe y Carlos Goñi.




4 comentarios:

Natalia dijo...

Está muy bien. qué bueno que algunos tengan padres o contactos tan buenos que les atiendan en este tema tan importante. Estoy de acuerdo en lo de bajar el listón a la hora de elegir.

Me gusta mucho esta seccón de "educar de oficio", no la había visto. Sólo con el intentar educar ya se está mostrando mucho amor, no todos los padres lo hacen y me gustaría que me dieras algún diccionario de etimología y saber que relación tiene la paralbra "educado" y la palabra educar. ¿no te parece que hoy en día se ha perdido el sentido? ¿o soy yo que pienso demasiado? :D

b

sunsi dijo...

Natalia. Perdona. No te "había visto". Este blog empezó con fuerza...pero llevar dos blogs a la vez me viene grande.

Buscaré lo que me propones. Mucho amor el tuyo, Natalia. No piensas demasiado. Al menos a mí no me lo parece.
Gracias por entrar en este pobre blog que está bastante abandonado...

Ana, princesa del guisante dijo...

Sunsi, una pregunta, ¿Carlos Goñi fue profesor en Terraferma? Mi marido dice que si es él, le recuerda como muy buen profesor. Besos

sunsi dijo...

Sí. Es él, pesolet. Un profe como la copa de un pino. Lo conocí en Lleida, a él y a su mujer. Aún da clases de filosofía y de lengua en Terraferma. ¿Has visto en el "Pensar de Oficio" que ha sacado un nuevo libro? Me gusta mucho cómo escribe. Tiene varios sobre pre-adolescencia. Es un pozo sin fondo.

Me alegro de que tengas buenas referencias sobre él. La semana que viene dará, junto con Pilar, una conferencia en Tarragona sobre el libro "No me ralles" . Si puedo ir, ya te contaré. Tomaré notas.

Besos, pesolet.