martes, 9 de diciembre de 2008

Demasiado.

He ido avanzando en el texto de Salvador Cardús. Pero no quería dejar pasar la terrible losa que pesa sobre la escuela. A la pérdida de prestigio, en la que se incluyen los docentes, se le suman "multitud de exigencias". Cardús realiza una lista exhaustiva:



-"La escuela debe preparar para la multiculturalidad,
- debe contribuir a la prevención de epidemias modernas como el sida,
- debe ser el motor de la educación para la paz,
- debe contrarrestar los efectos negativos de los excesos consumistas,
- debe ser la base de la integración lingüística del país,
- debe potenciar actitudes activas en favor del medio ambiente,
- debe acabar de dinamitar las tradicionales discriminacionesde género;
y a ser posible, aunque lo hiciera discretamente, debería contribuir a la unidad nacional española. Sólo falta que se le pida el fomento de los valores militares, tal como ha propuesto el ejército español, ahora que tiene problemas de personal.
Por supuesto, esta labor debe realizarse sin olvidar
- la enseñanza de matemáticas y filosofía, física e historia, informática y música...
- además de preprarar a los chicos y chicas tanto para conseguir el éxito profesional como para resistir el fracaso escolar.
- Nunca la escolarización había sido tan extensa en el tiempo
- y nunca se habían planteado tantas exigencias a la escuela.
Al mismo tiempo
- nunca la escuela había recibido tantas críticas, de la izquierda y de la derecha, de arriba y de abajo.
Y QUIZÁ NUNCA LA ESCUELA SE HABÍA SENTIDO TAN INJUSTAMENTE TRATADA."
...
Hoy este post va por ti. Un directivo al que hacía tiempo que no veía. Y te he visto hasta arriba de trabajo... por intentar hacer las cosas bien, por intentar atender a todos desde sus necesidades individuales. Te he visto intentando descubrir el "meollo"... lo intentas desde que te trato en el lugar que ocupas.
Te observo... Eres persona antes que directivo. Y así quieres tratar a todos. Y la tarea requeriría que el día tuviera 48 horas. ¿Por qué? Por todo lo que apunta Salvador Cardús, sin contar con lo de imprevisble que tiene la escuela en sí misma, un reducto donde se suman muchos seres humanos, cada uno de su padre y de su madre. Y ahí también ... el padre y la madre que dejaron en la escuela el 100% de la labor formativa de su hijo y sólo recalan en ella cuando algo va mal.
...
Este párrafo no lo he transcrito para desanimar. Todo lo contrario. Debería servir para elevar a la enésima potencia la autoestima del educador. Y que el educador se autoafirme y se diga a sí mismo: el que se encarga de todo eso soy YO. Y más tarde alce la voz: que levante la mano el que se vea capaz de poder abarcarlo.
Docentes que resisten, "es@ soy yo... una especie en extinción tan real como la vida" ... como dice la canción.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Perdón...

Tengo muy desatendido este blog. Perdón y perdón.
Ahora estoy con un libro. No sabría qué calificativo colocarle. Fantástico, sencillamente fantástico.
Es la hora de la cena y lo primero es lo primero. Adelanto que el libro me lo ha prestado Mireia(me quedó claro que era prestado, Mireia): "El desconcierto de la educación", de Salvador Cardús.
Como con la ponencia de Esteve, iré trasladando al blog ideas, fragmentos para comentar...
¡Qué sería de la Educación sin ti, Mireia! Gracias por despertarme ...